Puerto Iguazú es la ciudad argentina ideal para visitar las famosas cataratas del Iguazú.
Pero esta localidad, ubicada en la provincia de Misiones, en el extremo nordeste de Argentina, ofrece mucho más que estas espectaculares cascadas interminables de agua casi viva. En su centro urbano se encuentran atractivos como las 7 esquinas, es decir, la intersección de las avenidas Misiones, Brasil y San Martín, donde se concentra la escena gastronómica y la marcha nocturna de la localidad.
Esta ciudad fue un puntal de la colonización de la Provincia a principios del Siglo XX. Hoy, es una de las localidades más importantes de Misiones. Más de 60.000 habitantes pueblan este centro turístico, donde es posible encontrar todo tipo de servicios para el viajero que visita las Cataratas.
Además, es la puerta de acceso a la Triple Frontera con Brasil y Paraguay. A la ciudad vecina de Foz de Iguazú, en Brasil, se llega a través del puente internacional Tancredo Neves, desde la cual se puede cruzar a la ciudad paraguaya de Ciudad del Este.
Puerto Iguazú ofrece también atracciones ecoturísticas como La Aripuca y la posibilidad de conocer auténticas aldeas guaraníes, como M’bororé, Yryapu y Yasy Porá, donde se puede convivir con sus moradores, comprar artesanía, descubrir cómo viven o presenciar sus cantos y rituales.
Qué hacer en Puerto Iguazú
1. Explorar las cataratas de Iguazú y su entorno
Las magníficas Cataratas del Iguazú, una de las Siete Maravillas del Mundo, están conformadas por 275 saltos de agua que caen desde las más diversas alturas. La mas alta, de 80 metros, es conocida como la Garganta del Diablo.
Los saltos transcurren a lo largo de acantilados e islotes, repartidos en una media luna que forma este accidente geográfico. Los senderos se pueden recorrer a pie u optar por un pintoresco trencito de la selva, de combustión a gas, que parte desde el Centro del Visitante.
A las Cataratas se las puede conocer, básicamente, a través de dos circuitos: uno inferior y otro superior. Desde el inferior se llega a la base de los saltos, donde la fuerza del agua se transforma en rocío o vapor que moja a los concurrentes. La experiencia es única y vale la pena animarse a la aventura. Desde este circuito también se puede tomar un bote con destino a la isla San Martín.
En el circuito superior, el paseo es más sedentario. Las vistas panorámicas desde las pasarelas y los miradores hacen de la estadía una experiencia inolvidable.
Los nativos y los expertos aseguran que los mayores niveles de agua en las cataratas de Iguazú y el mejor clima para disfrutar de la región son los meses de agosto y septiembre. Habitualmente las temperaturas oscilan entre los 12 y los 32 ºC. En estas fechas tan recomendables, encontrarás temperaturas entre los 14 y los 26 °C en agosto y entre los 15 y los 28 ºC en septiembre.
2. Maravillarse con la Casa de las Botellas
Una serie de carteles en Puerto Iguazú dirigen a los turistas hacia una casa construida con miles de botellas de plástico y vidrio, de un litro o medio litro, de bebidas de cola. Su diseño pretende concienciar del daño que este tipo de refrescos causan al medio ambiente. Creada por Alfredo Santa Cruz y su familia, sus paredes incluyen 1200 botellas de plástico; el techo, 1300 cajas de tetrapacks; las ventanas, 140 cubiertas de CD; e incluso algunos muebles están hechos de botellas de plástico.
3. Relajarse en el jardín de los Picaflores
El jardín de los Picaflores aporta belleza y color a Puerto Iguazú. Pasea por sus paisajes entre comederos para colibríes y una fuente de agua. Más de 15 especies de colibríes acuden a visitarlo a diario y, aun con todo, el recinto es muy tranquilo. Además, la fotogénica tortuga que habita en el estanque está esperando hacerse un selfie contigo.
4. Admirar la catedral de la Virgen del Carmen
Ubicada en la plaza San Martín, la catedral de la Virgen del Carmen fue construida en 1936, pero tiene un estilo arquitectónico único y ajeno a esa época. De forma diagonal, dotada con interiores rosáceos y amarillos y con unas ventanas muy diferentes a las de las iglesias católicas europeas, presenta un curioso aspecto minimalista.
5. Refrescarse en el IceBar
Este carismático bar de hielo, situado en plena selva misionera, cuenta con un gélido interior decorado con estatuas de hielo. Sus gestores proporcionan ropa de abrigo y una zona cálida adicional para quien desee comer en sus instalaciones.
6. Divertirse en La Aripuca
Se trata de un parque temático que se propone concientizar a sus visitantes sobre los efectos que tienen la tala indiscriminada de árboles y el cuidado del medio ambiente, además de mostrar cómo estuvo conformada en algún momento la selva misionera.
La aripuca es una trampa de origen guaraní que era utilizada para capturar animales sin lastimarlos. Este proyecto de agroecoturismo reproduce una aripuca en tamaño gigante para ilustrar la riqueza del bosque de Misiones. De esta manera la gente puede aprender sobre las características de los troncos que la conforman, su crecimiento aproximado y su distribución geográfica, así como su potencial y utilidad real. Se aprende además acerca de la cultura guaraní a través de un elemento autóctono que era utilizado en sus prácticas de caza.
7. Enamorarse de El Parque Nacional Iguazú
Es un área protegida que conserva uno de los sitios de mayor riqueza biológica de la Argentina.
Este ambiente es conocido popularmente con el nombre de Selva Misionera. Aquí se encuentra la mitad de las especies de aves registradas en el territorio argentino y la mayor diversidad de orquídeas del país, para citar sólo algunos ejemplos.
El parque fue creado en 1934 y constituye uno de los primeros de la Argentina. Además de su belleza escénica, tiene alto valor científico, ya que brinda el contexto para estudiar especies en peligro de extinción, como el yaguareté. El área es una “escuela” al aire libre donde niños y jóvenes pueden comprender las múltiples relaciones que existen entre los seres vivos. Además, el movimiento generado por el turismo es el principal propulsor del desarrollo económico de la región.