Existe una premisa al momento de invertir en una propiedad o inversión inmobiliaria: hacer foco en la mejor ubicación posible.
Todos hemos escuchado alguna vez que la ubicación es la variable más importante al momento de decidir comprar una propiedad. Y la segunda es: ubicación. (Y la tercera igual).
Yo me animo a afirmar que en la compra de un hotel esta premisa no es correcta (y no soy loco ni sabelotodo).
Acaso, usted nunca fue a un hotel en medio de la selva misionera? O en Brasil, donde llegar al hotel es una aventura en sí misma? O en el Caribe, o en las Grutas, o en Esteros del Iberá, o en el Valle de la Luna?
Hay hoteles en lugares completamente solitarios o aislados y sin embargo hacen de ello una fortaleza.
Obviamente que una ubicación de excelencia hará que un hotel tenga más posibilidades de funcionar bien; pero lo que quiero acentuar es que en hotelería no es excluyente. Si usted quiere sólo una propiedad, sí lo es.
Un hotel posee una cualidad particular y es que: en un inmueble se desarrolla la actividad hotelera; esto quiere decir: un negocio de renta activa encima de un inmueble.
Si usted hace foco en el inmueble no va a salir de la premisa inicial planteada: solo con ubicación conseguirá resultados. Ahora, si usted se anima a hacer foco en su actividad hotelera se estaría dando el poder a sí mismo de ser exitoso con su servicio, independientemente del lugar donde se desarrolle.
El eje es entonces, tener en claro cuál es la fortaleza del producto, de tal manera que pueda verificar la ubicación. Conocer perfectamente cuál es el diferencial del negocio como para que el consumidor lo elija por sobre la competencia y hacer de un producto la fortaleza.